lipofilling facial

Historia de la cirugia estetica

Ya desde niños leemos cuentos donde la bruja malvada es fea y vieja mientras los príncipes y princesas son jóvenes y bellos. Cuando llegamos a la adolescencia, damos incluso más importancia a la apariencia, al aspecto físico. Y esto es algo que, en muchos casos, nos acompaña en la vida adulta.
La importancia que cada individuo da a este aspecto, le hace, valga la redundancia, tratar de mejorar su aspecto. Unos hacen dieta, otros deporte o actividad física, otros pasan por quirófano…
En este sentido, la medicina estética avanza, entre otras razones, por el interés de cada vez más personas por mejorar su aspecto.
Pero la cirugía estética no es una tendencia de ahora, ni siquiera de hace un siglo. La cirugía estética tiene una larga historia, que se remonta a la civilización egipcia.
¿Sorprendido? Sigue leyendo. A continuación, en el blog de nuestra clínica de cirugía estética en Santander, hacemos un repaso a la historia milenaria de la cirugía estética.

La historia de la cirugía estética

Ya en Egipto se practicaba la cirugía estética

El inicio de la historia de la cirugía estética se remonta al papiro quirúrgico. Según Edwin Smith, allá por el año 1600 a. C., en el Egipto faraónico, algunas heridas faciales se suturaban con tendones de animales.
El papiro de Ebers (1550 a. C.) implicó, además, el empleo de la dermoabrasión y el alisado de cicatrices y arrugas con piedra pómez.

En la Edad Media se castigaba con la muerte

Ya en la antigua Roma, Plinio el Viejo desveló como un proceso rudimentario de liposucción fue la cura milagrosa para curar la obesidad del hijo del cónsul Lucio Apronio. Años más tarde Pablo de Egina, médico bizantino, creó un sistema para extraer los pechos a los hombres que presentaban ginecomastia.
Al llegar la Edad Media, todos estos avances se vieron truncados, pues la Iglesia argumentaba que la belleza era capaz de arrastrar a los hombres a los brazos del demonio, castigando las intervenciones de cirugía estética incluso con la muerte, una práctica que llegó a su fin con la llegada de una terrible epidemia de sífilis arrasó Europa.

La sífilis y el estigma de la nariz

La enfermedad de la sífilis avergonzaba a todo aquel que la sufría al deformarle la nariz, por lo que estos desesperados pacientes no tuvieron más remedio que buscar solución en la conocida como cirugía decorativa.
En estos tiempos la práctica de la cirugía estética era una profesión de riesgo, muchos pacientes morían a causa de las heridas y el dolor, otros muchos quedaban desfigurados y no dudaban en perseguir después a sus cirujanos por tan ‘desastroso’ trabajo.

La aparición de la anestesia

En 1844 apareció por primera vez la anestesia y en 1867 la conocida como antisepsia, lo que favoreció las operaciones, digamos, ‘por capricho’.
Además, en la Primera Guerra Mundial, los cirujanos se vieron predispuestos a mejorar el acabado estético de sus operaciones, pues se buscaba minimizar al máximo el impacto psicológico que sufrían los soldados.

Y entonces llegó Hollywood

Fue la llegada del cine y ese primerísimo plano inexistente hasta la fecha el que ‘obligó’ a actores y actrices a pasar por el bisturí.
Poco tiempo después y con la llegada de la Segunda Guerra Mundial aparecieron nuevas formas de mejorar las intervenciones, como la sutura de heridas sin cicatrices. Pasada la Segunda Guerra Mundial y con todas las novedades descubiertas, el ámbito de la cirugía estética vivió todo un boom, en el que principalmente el público femenino buscaba, sobre todo, un aumento de pecho y una reducción de la grasa corporal.