cirugia oncoplastica

Cirugía oncoplástica: una nueva visión del tratamiento del cáncer de mama que combina estética y oncología

La cirugía oncoplástica ha revolucionado el abordaje quirúrgico del cáncer de mama. Hasta hace algunos años, el principal objetivo de las intervenciones era extirpar por completo el tumor y preservar la vida de la paciente. Sin embargo, con el avance de las técnicas quirúrgicas, la investigación en oncología y una mayor consideración por la calidad de vida tras la enfermedad, se han desarrollado estrategias más integrales que tienen en cuenta no solo la eliminación del cáncer, sino también la apariencia, la autoestima y el bienestar global de las pacientes. Este cambio de paradigma ha dado lugar a la cirugía oncoplástica, una disciplina que integra la cirugía oncológica con la cirugía plástica y reconstructiva.

A lo largo de este artículo, profundizaremos en qué consiste la cirugía oncoplástica, por qué se ha vuelto una tendencia consolidada, cómo se seleccionan las pacientes candidatas, las distintas técnicas disponibles, las posibles complicaciones, el impacto en la calidad de vida y el papel del equipo multidisciplinar en la obtención de resultados óptimos.

¿Qué es la cirugía oncoplástica?

La cirugía oncoplástica es una forma de abordar la cirugía de la mama que aplica simultáneamente principios de la cirugía oncológica —destinada a remover el cáncer— y de la cirugía plástica —orientada a restaurar o mejorar la forma, la simetría y la apariencia de la mama—. El objetivo es ofrecer un tratamiento integral que, además de extirpar el tumor, preserve la estética del pecho en la medida de lo posible, ya sea manteniendo el volumen mamario natural o realizando reconstrucciones inmediatas con tejido autólogo o implantes.

Esta disciplina nació de la necesidad de superar el enfoque tradicional, en el cual los cirujanos se limitaban a extraer el tumor y tejido circundante sin considerar plenamente el resultado estético. Si bien el control oncológico sigue siendo la prioridad absoluta, la cirugía oncoplástica supone que una mejor apariencia y autoestima de la paciente también forman parte fundamental de su recuperación global y su calidad de vida a largo plazo.

La importancia de un enfoque integral

Durante décadas, el tratamiento del cáncer de mama se centraba exclusivamente en la supervivencia. La mastectomía radical, utilizada de forma casi sistemática en el pasado, era muy efectiva para controlar el cáncer localmente, pero dejaba cicatrices significativas, asimetría y pérdida de la forma del pecho, afectando negativamente la imagen corporal y el bienestar psicológico.

Con el tiempo, los ensayos clínicos demostraron que las cirugías conservadoras de la mama (tumorectomías o cuadrantectomías) combinadas con radioterapia ofrecían tasas de supervivencia similares a la mastectomía en casos bien seleccionados. Este hallazgo abrió la puerta a intervenciones menos agresivas, pero aún persistía la preocupación por la deformidad mamaria tras la extirpación del tumor. Fue entonces cuando las técnicas oncoplásticas surgieron como una solución, permitiendo una resección adecuada del tejido tumoral y, de manera simultánea, la remodelación del pecho, obteniendo un resultado estético más equilibrado.

Hoy, la cirugía oncoplástica es parte fundamental del arsenal terapéutico contra el cáncer de mama. Su rol no se limita a las cirugías conservadoras: también se aplica tras mastectomías, ofreciendo posibilidades de reconstrucción inmediata que evitan a la paciente vivir un periodo prolongado sin volumen mamario.

Candidatas a la cirugía oncoplástica

La elegibilidad para la cirugía oncoplástica depende de diversos factores. Entre ellos destacan:

Tamaño y localización del tumor:

La cirugía oncoplástica se adapta bien a lesiones que permitan conservar parte de la mama. Si el tumor es relativamente pequeño en relación con el tamaño del pecho, existe mayor margen para extirpar el tejido afectado y luego remodelar la mama con resultados satisfactorios.

Tipo de cáncer de mama:

La oncoplastia se utiliza mayormente en estadios tempranos o intermedios, cuando el control local puede lograrse con cirugía conservadora. No obstante, pacientes con indicación de mastectomía también pueden ser candidatas a reconstrucción inmediata oncoplástica.

Estado de la piel y tejidos blandos:

Es esencial contar con tejidos sanos y elásticos que permitan la remodelación sin comprometer la irrigación sanguínea ni la cicatrización.

Preferencias de la paciente:

La opinión y deseos de la paciente son cruciales. Algunas mujeres priorizan la máxima seguridad oncológica sin preocuparse por el resultado estético, mientras que otras otorgan gran importancia a la apariencia postquirúrgica. El cirujano debe escuchar activamente y orientar en la toma de decisiones.

Tratamientos complementarios:

La necesidad de radioterapia, quimioterapia u hormonoterapia adyuvante puede influir en la elección de la técnica oncoplástica más adecuada. Por ejemplo, en casos con radioterapia postoperatoria se suelen preferir técnicas que conserven la irrigación y la viabilidad de los tejidos.

Técnicas oncoplásticas más utilizadas

Existen múltiples enfoques oncoplásticos, y la elección de uno u otro depende de la anatomía de la paciente, el tamaño del tumor y las preferencias del equipo quirúrgico. Algunas técnicas comunes incluyen:

Cirugía conservadora con remodelación mamaria:

Cuando el tumor se extirpa preservando la mayor parte de la mama, se puede practicar una remodelación interna del tejido remanente para restablecer la forma y proyección del pecho. A veces, se utilizan colgajos locales (tejidos cercanos a la zona), redistribución del tejido mamario o técnicas de mastopexia (elevación de la mama) para lograr un resultado armónico.

Reducción mamaria oncoplástica:

En pacientes con mamas grandes, es posible combinar la resección tumoral con una reducción mamaria. De este modo, se extirpa el cáncer y simultáneamente se obtiene un pecho más pequeño, elevado y proporcionado. Esta técnica ofrece el beneficio agregado de aliviar problemas asociados a mamas voluminosas, como dolor de espalda o irritaciones cutáneas.

Mastopexia oncoplástica:

Similar al caso anterior, pero enfocada en pacientes con ptosis mamaria (pechos caídos). La resección tumoral se integra a la elevación de la mama, logrando mejorar la posición del complejo areola-pezón y la forma general.

Grisotti flap:

Existen colgajos específicos que permiten movilizar tejidos sanos para reemplazar el volumen extirpado, minimizando las deformidades. Por ejemplo, el colgajo de Grisotti se emplea para reconstruir el polo inferior de la mama tras extirpar un cuadrante inferior.

Reconstrucción inmediata tras mastectomía (mastectomía conservadora de piel o complejo areola-pezón):

Cuando se indica mastectomía, la oncoplastia ofrece la posibilidad de realizar una reconstrucción mamaria inmediata, ya sea con implantes, expansores o colgajos autólogos (técnicas que utilizan tejidos de la propia paciente, como el colgajo DIEP del abdomen). Este enfoque evita que la paciente experimente un periodo sin volumen mamario, lo que reduce el impacto psicológico de la pérdida de la mama.

Beneficios oncológicos y estéticos

La cirugía oncoplástica no solo aporta ventajas estéticas, sino también oncológicas. Al permitir una extirpación más amplia del tejido tumoral —gracias a que el cirujano sabe que podrá restaurar la forma de la mama— se puede conseguir un margen más seguro alrededor del tumor, reduciendo el riesgo de recidivas locales. En otras palabras, al combinar oncología y cirugía plástica, el cirujano se siente más confiado para retirar todo el tejido sospechoso sin temer una mala apariencia posterior, lo que redunda en un mejor control de la enfermedad.

Desde el punto de vista estético, la oncoplastia posibilita resultados mucho más armoniosos: pechos de apariencia natural, simétricos y en muchos casos mejorados respecto a la situación previa a la cirugía, especialmente cuando se corrigen problemas previos como la ptosis o la hipertrofia mamaria.

A nivel psicológico, mejorar la autopercepción física se traduce en un impacto positivo sobre la autoestima, la imagen corporal y la reinserción social. Esto es especialmente relevante en el cáncer de mama, una enfermedad que afecta profundamente la feminidad y la identidad de muchas mujeres.

El papel del equipo multidisciplinar

La cirugía oncoplástica requiere la colaboración de un equipo multidisciplinar. No es solo el cirujano oncoplástico quien participa: oncólogos, radioterapeutas, patólogos, cirujanos plásticos, psicólogos, enfermeros y fisioterapeutas conforman un equipo integral dedicado a ofrecer la mejor atención posible.

El oncólogo se encarga de definir la estrategia terapéutica global: qué combinación de cirugía, quimioterapia, radioterapia u hormonoterapia se requiere. El patólogo aporta el diagnóstico preciso, determinando la extensión del tumor y las características biológicas. El cirujano oncoplástico combina su experiencia en oncología con técnicas plásticas para ejecutar la cirugía. Tras la operación, el fisioterapeuta puede ayudar a la recuperación funcional del brazo y la psicología oncológica brinda apoyo emocional durante todo el proceso.

Este trabajo conjunto garantiza que se tengan en cuenta todos los aspectos del tratamiento, desde la seguridad oncológica hasta el bienestar emocional, pasando por la calidad de vida y las expectativas estéticas.

Complicaciones y cuidados posteriores

Como en cualquier procedimiento quirúrgico, la cirugía oncoplástica no está exenta de riesgos. Pueden aparecer complicaciones como infecciones, hematomas, seromas, alteraciones en la sensibilidad del pezón, asimetrías o mala cicatrización. Un equipo experimentado y el cumplimiento estricto de las indicaciones postoperatorias ayudan a minimizar estos problemas.

La paciente deberá seguir las pautas del especialista: uso de sujetadores especiales, evitar esfuerzos físicos durante el tiempo recomendado y acudir a las revisiones periódicas. Es esencial supervisar la cicatrización, detectar precozmente cualquier alteración y evaluar la respuesta oncológica a largo plazo.

Resultados a largo plazo y calidad de vida

Numerosos estudios han mostrado que las pacientes sometidas a cirugía oncoplástica experimentan una mayor satisfacción con la apariencia de sus mamas, en comparación con las que reciben cirugías conservadoras estándar sin reconstrucción. Esta mejoría se traduce en mayor bienestar psicológico, menor impacto negativo sobre su sexualidad y una integración más fluida en su vida cotidiana tras superar la enfermedad o durante su convivencia con ella.

Además, el control oncológico no se ve comprometido: las tasas de recurrencia local y la supervivencia a largo plazo son similares o mejores, ya que el cirujano tiene libertad para extirpar el tejido necesario sin restringirse por la preocupación estética.

La cirugía oncoplástica representa un hito en el tratamiento del cáncer de mama. Combina la filosofía oncológica con la plástica y reconstructiva, proporcionando una intervención integral que beneficia tanto la supervivencia como la calidad de vida de las pacientes. Este enfoque, cada vez más consolidado y difundido, no solo elimina el cáncer, sino que promueve la recuperación emocional, la revaloración de la propia imagen y la reanudación más plena de las actividades cotidianas.

Para quienes deseen acceder a un equipo profesional, experimentado y comprometido con la excelencia oncológica y estética, en la Clínica Sanz contamos con especialistas en cirugía oncoplástica preparados para brindar un acompañamiento integral, personalizado y humano a cada paciente.